Curso de iniciación a la cerámica para principiantes

Curso intensivo de iniciación a la cerámica.

¿Qué es el barro con el que trabajamos? (Un poco de química)

El mineral básico de cualquier barro es el sílice (SiO2) y en menor proporción el óxido de aluminio (Al2O3). El óxido de hierro (FeO2) y otros en menor proporción. (El óxido de hierro es el que da color al barro, cuanto más tenga, más rojo será un barro).

En el Planeta existen miles de diferentes tipos de barros o arcillas naturales, además de muchas otras fabricadas industrialmente.

Abastecimiento de materiales Reconocimiento:

Lo primero que debemos hacer para comenzar a producir piezas de cerámica, es encontrar un buen barro. Lo lógico, y económico es buscarlo lo más cerca del taller.

Los barros o arcillas, los podemos reconocer sobre el terreno con más facilidad cuando están secos, pues su cuarteamiento nos indica que es un barro, y no una tierra.

Pruebas:

Para saber si un barro tiene buena plasticidad, debemos mezclarlo con agua, amasarlo, dejarlo reposar un día, y luego hacer una argolla con él.

Será bueno si no se raja o rompe al hacerla, o secarse.

 Transformación de los materiales

Molienda •Filtrado •Amasado   •Diluido   •Almacenado   •Reutilización

Molienda:

Cuando más fino sea el material con el que trabajamos, más finos serán los resultados obtenidos.

Filtrado:

Para separar lo que no nos interesa de un material en seco o diluido, pasamos este por un colador. Dependiendo de la fineza que necesitemos, el cernidor, colador o tamiz deberá ser más o menos fino.

 Amasado:

Este punto es uno de los más importantes en la preparación del barro, pues se debe evitar introducir aire (burbujas) y trozos de cualquier material en el mismo (barro seco, piedritas, siscos, etc.).

Diluido:

Estas tierras se diluyen con abundante agua, para luego colarlas con un cernidor lo más fino posible, dejándolas decantar, para luego quitar el agua sobrante con cuidado.

Almacenado:

El barro molido lo guardamos seco en grandes bolsas de plástico transparentes, de 30kg., dentro de capazos de plástico.

Reutilización:

En el caso de las piezas o trozos de cerámica que no sirven al salir del horno o que se rompen después, se pueden moler y utilizar el resultado como si fuera arena o picón, añadiendo este polvo de cerámica, llamado chamota, al barro en polvo antes del amasado.

Técnicas de modelado

A mano •Moldes •Torno   •Placas   •Vaciado   •Golpeado

A mano:

Sin utilizar ninguna herramienta se puede modelar el barro de diferentes maneras solo con nuestras manos. Utilizando churros, apretándolo, escachándolo, etc.

El más simple y antiguo es el de a partir de una bola, incar el dedo gordo e ir abriendo el barro poco a poco hasta conseguir un cuenco o vaso.

Moldes:

La complejidad de los moldes dependerá de la cantidad de piezas que este tenga. El de una pieza es el más sencillo, y el que utilizamos nosotros. De dos ya se complica algo, y a partir de tres, la cosa se pone difícil.

Para hacer moldes necesitamos escayola y una caja de cartón que nos sirva de contenedor.

Torno:

El torno es un invento muy antiguo, más de 5.000 años, pero no es tradicional en Canarias.

Como mecanismo es de lo más sencillo: Un plato que da vueltas más o menos rápido, sobre el que se moldea simétricamente el barro con las manos.

Placas:

El modelado de placas nos permite elaborar piezas planas o muy finas de forma fácil y rápida.

La manera más sencilla de hacerlo es estirando con un rodillo un trozo de barro sobre una tela gruesa, para que no se pegue el barro en la superficie de trabajo.

Vaciado:

Se pueden hacer cajas, por ejemplo, vaciando una pella de barro a la que previamente se la ha dado forma externa.

El vaciado de la caja lo realizaremos con una de las diversas herramientas que existen a tal fin, llamados vaciadores, casualmente.

Golpeado:

Introduciendo un trozo de madera recubierta con un plástico en una pella de barro, podremos, al golpearla por fuera, modelar piezas rectangulares

Técnicas de decoración (Antes de la quema)

Rallado •Sellado •Tierras de colores   •Cepillado   •Bruñido   •Golpeado

Rallado:

Dependiendo del estado de humedad de la pieza, podremos rallar sobre su superficie líneas o puntos con diversas herramientas. Cuando más húmeda esté, más profunda será la huella del rallado.

Sellado:

Se pueden conseguir diversas decoraciones empleando todo tipo de sellos. Utilizando tapones, tuercas, conchas, etc., o elaborando nuestros propios sellos con piedra, barro o escayola, tendremos cientos de posibilidades para decorar las piezas cuando estén húmedas.

Tierras de colores:

Estas las tenemos que utilizar cuando todavía la pieza está muy húmeda, para que se sequen a la par que esta, y así evitar su cuarteamiento o caída.

Podemos aplicarlas a pincel, por baño, con una perilla o con jeringa.

Cepillado:

Para conseguir darle lustre o cierto brillo a las piezas sin que estas pierdan la textura, podemos emplear un cepillo de plástico, de los que se utilizan para limpiar vaqueros.

Bruñido:

Tradicionalmente se empleaba un cayado los más fino posible, deslizándolo con firmeza sobre la superficie de la pieza. También se utilizaban cucharas o trozos de cristal.

Golpeado:

Con diferentes herramientas, palos, etc. Se pueden conseguir decoraciones muy contundentes, al golpear con ellas la superficie húmeda de las piezas, teniendo que ser estas algo más gruesas que lo normal, para aguantar los golpes.

Técnicas de decoración (Después de la quema)

Esmaltado •Incrustado •Ahumado •Lijado •Reservado

Esmaltado:

Los esmaltes son finas capas de vidrio que impermeabilizan y decoran la pieza de cerámica.

Dependiendo de la temperatura que aguante el barro será de un tipo o de otro.

Incrustado:

Llamamos incrustado a la técnica decorativa de introducir un material cerámico (tegue u otras tierras de color), en la superficie texturada de una pieza.

Ahumado:

Para conseguir cambiar el color rojizo de una pieza por diferentes tonos de negro o marrón, podemos ahumarla quemando papel de periódico u otro combustible, debajo de ella, en una barbacoa o similar.

Reservado:

Como reservado entendemos las técnicas de decoración que nos permiten mantener una parte de la pieza sin que cambie su color, al aplicarle otra técnica decorativa.

Se pueden emplear varios materiales para ello: Cera, cola blanca, barro líquido, etc.

La quema

Tipos de hornos •Tipos de combustible  •Procesos   •Construcción.

Tipos de hornos:

Un horno es un espacio donde se acumula mucho calor.

El mejor horno es aquél que con la menor cantidad de combustible consigue acumular la mayor cantidad de calor.

Combustibles:

Con el invento de la electricidad llegó la forma más simple, pero más cara, de quemar la cerámica (la electricidad no es un combustible, es una fuente de calor, pues no existe combustión en el horno, si no el calentamiento extremo de una resistencia eléctrica).

Procesos:

El barro es un material amorfo, sus moléculas están desordenadas. Cuando se calientan por encima de los 600ºc., comienzan a cristalizarse, esto es, sus moléculas se comienzan a ordenar, formando estructuras cristalinas. Cuando un barro tenga un punto de fusión más alto, mayor será su nivel de cristalización.

Construcción:

Las medidas del mismo dependerán del tamaño y cantidad de piezas que queramos quemar.

Para un taller de cerámica donde trabajen una o dos personas, es suficiente un horno de un metro cúbico, o sea, de un metro de alto, por uno de ancho, por uno de largo.

Organización del taller

Distribución •Iluminación •Muebles •Herramientas •Almacén materiales •Exposición piezas

Distribución:

Dependiendo del espacio de que se disponga, y de las personas a trabajar en un taller, se dispondrán los espacios de la manera más racional posible.

Fuera del taller pueden estar el almacén de materias primas y el equipo de molienda.

Iluminación:

Tener siempre una buena iluminación en cada uno de los espacios de trabajo es muy importante, tanto para la calidad de las piezas, como para la buena salud de nuestros ojos.

Mobiliario:

Serán necesarias como mínimo dos mesas, una para la preparación de los materiales y otra para el modelado y decoración.

Herramientas:

El torno es una herramienta muy importante en el taller. Puede ser eléctrico o a pie. En el primer caso gastará electricidad y hará mucho ruido, en el segundo, gastará suela de un zapato y será silencioso, si lo engrasamos bien.

Almacén material:

Como ya se ha comentado anteriormente, es bueno tener los espacios de almacenamiento de los materiales bien delimitados, y en condiciones, esto es, un lugar seco y cerrado (Bidones, depósitos con tapa, nevera de playa, garrafas, botes con tapas de plástico, etc.).

Exposición piezas terminadas:

Es bueno tener una habitación aparte de donde se producen las piezas para su almacenamiento y exposición.

Comercialización (El mercado)

Tiendas •Ferias   •Mercadillos   •Particulares   •Encargos   •Exposiciones   •Taller

 Comercialización

La comercialización de las piezas producidas en el taller es el último eslabón del trabajo de un/a ceramista. Y tal vez el más complejo. Es donde nos damos de frente con la realidad, con el mercado.

Existen varias maneras de comercializar la producción. Lo mejor es poder utilizarlas todas, unas más que otras, pues poder hacerlo es una garantía de diversificación en las maneras de vender, que permiten al taller adaptarse mejor al siempre cambiante mercado.

Tiendas públicas y privadas:

En las tiendas privadas podemos vender nuestras piezas, llegando a un acuerdo con los dueños en cuanto a precios y formas de pago. Ahí cada una y uno tienen que probar y ver lo que más le convenga.

Ferias:

Las ferias, además de ser un punto de venta importante, son el lugar idóneo para dar a conocer las nuevas piezas y trabajos. Son puntos de encuentro con nuevos y antiguos clientes, tanto particulares como el de tiendas o instituciones.

También funcionan muy bien como espacio de intercambio de experiencias laborales entre artesanos, tanto del barro como de otros materiales.

Mercadillos:

Todo depende de lo que se pretenda vender y de la necesidad de ello.

En los mercadillos se compite con precios muy bajos. Los compradores que suelen ir a ellos, no van con intención de gastar mucho.

Encargos:

Estos pueden ser de particulares, de empresas o de instituciones públicas o privadas.

Los encargos son un buen estímulo, ejercicio de diseño, y de prueba de la capacidad de un taller de dar una respuesta seria y fiable al cliente.

Exposiciones:

No todas las exposiciones tienen que ser para vender piezas. También pueden ser para darse a conocer y así conseguir encargos o nuevos mercados.

Hay locales no específicamente dedicados a exponer, que son muy buenos escaparates para publicitarse y vender las piezas de un taller. (Hoteles, bares, etc.).

Taller:

En el taller es bueno tener un espacio dedicado a exhibir los trabajos que se realizan en el mismo, tanto para que sirva de catálogo para tiendas o posibles encargos, como para la venta directa en el taller.

Dependiendo de la ubicación del taller, y de su accesibilidad, se acercarán a él más o menos visitantes y posibles clientes.

 

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