La electricidad se genera en centrales eléctricas, que utilizan diversas fuentes de energía para mover turbinas que generan energía eléctrica. Por ejemplo, en una central hidroeléctrica, el agua que fluye en una presa mueve las turbinas, mientras que en una central térmica, se quema combustible fósil para calentar agua y producir vapor que mueve las turbinas.
Una vez que se genera la electricidad, se transmite a través de líneas de transmisión de alta tensión a subestaciones eléctricas. La alta tensión se utiliza porque minimiza las pérdidas de energía en el camino a través de la línea de transmisión.
En la subestación eléctrica, se utilizan transformadores para reducir la tensión de la electricidad para que sea segura para la distribución en áreas residenciales y comerciales. Luego, la electricidad se transmite a través de líneas de distribución de baja tensión a transformadores de distribución más pequeños que se encuentran cerca de nuestras casas.
Estos transformadores de distribución reducen aún más la tensión de la electricidad y la distribuyen a través de líneas de servicio subterráneas o aéreas a los paneles de servicio de nuestras casas. Los paneles de servicio actúan como interruptores y distribuyen la electricidad a diferentes circuitos de nuestra casa.
Finalmente, la electricidad llega a los enchufes de nuestra casa y podemos usarla para alimentar nuestros electrodomésticos, luces, dispositivos electrónicos y otros equipos eléctricos.
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